2007/09/17

Galileos naked eyes

HACIA EL PLANETARIO, en Calle de dirección única. Walter Benjamin.

Si hubiera que enunciar, como lo hizo Hillel, con la doctrina judía, la doctrina de la Antigüedad en pocas palabras concentrándola toda en una sola frase, ésta debería rezar: “Sólo poseerán la Tierra quienes vivan de las fuerzas del cosmos”. Nada distingue tanto al hombre antiguo del moderno como su entrega a una experiencia cósmica que este último apenas conoce. El ocaso de esa entrega se anuncia ya en el florecimiento de la astronomía a principios de la Edad Moderna. Kepler, Copérnico y Tycho Brahe no actuaron, sin duda, movidos únicamente por impulsos científicos. Sin embargo, en la importancia exclusiva otorgada a una vinculación óptica con el universo _ resultado al que muy pronto condujo la astronomía_ aparece un signo precursor de lo que habría de venir. La relación del mundo antiguo con el cosmos se desarrollaba en otro plano: el de la embriaguez. Y de hecho, la embriaguez es la única experiencia en la que nos aseguramos de lo más próximo a lo más remoto, y nunca de lo uno sin lo otro. Pero esto significa que, desde la embriaguez, el hombre sólo puede comunicar con el cosmos en comunidad. La temible aberración de los modernos consiste en considerar irrelevante y conjurable esta experiencia, y dejarla en manos del individuo para que delire y se extasíe al contemplar hermosas noches consteladas. Pero lo cierto es que se impone cada vez de nuevo, y los pueblos y razas apenas logran escapar de ella, tal como lo ha demostrado la última guerra, que fue un intento por celebrar nuevos e inauditos desposorios con las potencias cósmicas. Masas humanas, gases, fuerzas eléctricas fueron arrojadas a campo raso, corrientes de alta frecuencia atravesaron el paisaje, nuevos astros se elevaron al cielo, el espacio aéreo y la profundidades marinas resonaron con el estruendo de las hélices y en todas partes se excavaron fosas de sacrificio en la madre tierra. Este gran galanteo con el cosmos se realizó por primera vez a escala planetaria, es decir, en el espíritu de la técnica. Pero como el afán de lucro de la clase dominante pensaba satisfacer su deseo en ella, la técnica traicionó a la humanidad y convirtió el lecho nupcial en un mar de sangre.

[Imagen: dibujo de la luna dibujado por Galileo. Cinco dibujos que fueron descubiertos recientemente, pertenecen al "Siderevs Nunciun", conocido como "Gaceta sideral", publicado en Venecia en 1610 y en el que el astrónomo declaró públicamente y por primera vez la teoría heliocéntrica.]

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanta tu blog. es super! Quando vuelves de Chile, tienes que hacer una publicacion. mira, quisas con print on demand: lulu.com.

killing time dijo...

gracias por el link. No lo conocía.