2007/08/18

La ciudad fantasma

Chuquicamata celebra por última vez.
La Nación, 14 de Mayo de 2007. Ana Verónica Peña, Calama
Este viernes, por última vez, las calles de Chuquicamata se engalanarán para celebrar el aniversario de la mina a tajo abierto más grande del mundo. En los próximos meses culminará el traslado de sus más de 10 mil habitantes a la ciudad de Calama. Toneladas de ripio terminarán de cubrir entonces las calles del campamento y sus más de nueve décadas de historia.
La soledad sopla casi tan fuerte como el viento en las calles de Chuquicamata. Ya no hay niños en sus juegos infantiles y sus colores destiñen bajo el abrasador sol del norte. La mayoría de sus casas ya están desocupadas, con sus ventanas tapiadas por calaminas y con vistosos letreros en sus puertas que advierten del peligro de ingresar en las instalaciones en pleno proceso de desmantelamiento. Uno que otro rayado en los muros da cuenta de la identidad de las familias y las fechas en que habitaron el lugar .
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Entre las pocas instalaciones que se salvarán de la avalancha de ripio que terminará por cubrir las calles de Chuquicamata y sus 92 años de historia está la Casa 2000, construida inicialmente para el gerente general de la empresa y usada después para alojar sólo a visitas ilustres.
En lo que fuera la librería del pueblo, sus aparadores originales de madera exponen vestigios de casi un siglo de historia. Allí hay revistas, libros, discos, utensilios y hasta añosos tarros de conserva que hacen de mudos relatores de la historia de los chuquicamatinos. Ahí funciona también la agencia turística que se encarga de atender a los visitantes ocasionales.
El fin de la historia del campamento minero comenzó a escribirse en 1992, cuando Chuquicamata fue declarada zona saturada de material particulado respirable y anhídrido sulfúrico. Un año después, se alertaba de sus altos niveles de arsénico. El endurecimiento de las condiciones de vida de las más de 10 mil personas que componían entonces el campamento llevó a la empresa a iniciar su traslado a Calama en 2001.
Este viernes, los miles de asistentes que se esperan para conmemorar los 92 años de Chuquicamata no podrán admirar las instalaciones del Roy H. Glover. El que otrora fuera el hospital más moderno de Latinoamérica y el primero en el país en tener escáner, inaugurado a mediados de la década del ’60, está ya definitivamente sepultado bajo toneladas de ripio que hoy no permiten siquiera adivinar su majestuosidad de antaño. Sus árboles ahora engalanan las calles de la Villa El Peuco, uno de los ocho centros habitacionales que Codelco mandó a construir en Calama para ubicar a sus más de 3.200 trabajadores con sus respectivas familias.
Según explican en la cuprera estatal, el traslado definitivo de sus habitantes busca transformar al campamento de Chuquicamata en una zona de exclusiva operación industrial, de tal forma de sustentar el negocio minero a largo plazo y cumplir con la normativa medioambiental. Todo esto, “con el objetivo de seguir cumpliendo con las metas de negocio, orientadas a seguir aportando al desarrollo del país”. LN

Imagen: Chuquicamata 1971. Archivo familiar

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